aguardo. En las líneas que ocupo de norte y poniente voy poco a poco,
pero siempre adelantando mis trabajos de fortificación y cubriendo bien
todas las avenidas. En la de oriente, como no he podido poner más que
caballerías, no hay trabajos de fortificación, pero se procura situarlas bien
para que la cubran perfectamente y atiendan con oportunidad a los casos
que ocurran.
De Chichimequillas, a donde fue custodiando dos piezas de
artillería que se mandaron traer de la Cuesta China para el Cerro de San
Gregorio, me escribe el ciudadano general Aureliano Rivera lo siguiente:
Me dan de México la noticia exacta de que el día 13 estaba el
general don Porfirio Díaz atacando a Puebla y avanzando por
medio de horadaciones al centro de la plaza. He sabido que cerca
de aquí por la sierra está Olvera con 400 traidores, 250 de ellos
perfectamente armados y los demás sin armas. Voy a perseguirlos
y si se interna mucho a la Sierra, regresaré a las posiciones de la
Cuesta China, donde me tiene situado el señor general Corona.
Soy de usted, señor presidente, muy atento y muy obediente
servidor q. b. s. m.
Mariano Escobedo